JURÍDICO ARGENTINA
Doctrina
Título:Síndrome de la Cabaña
Autor:Dal Lago, Juan José
País:
Argentina
Publicación:Revista Argentina de Derecho Común - Número 5 - Octubre 2020
Fecha:02-10-2020 Cita:IJ-CMXXV-757
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El “síndrome de la cabaña”, descripto por varios autores, ha tomado relevancia en Argentina, en estos tiempos de APSO (aislamiento preventivo social obligatorio). Dado que se ha empezado a observar signo sintomatología compatible con este síndrome, en parte de nuestra población, que empieza a manifestar temor al salir de su domicilio, para retomar sus tareas adaptadas a esta “nueva normalidad”. Se observa miedo al exterior y búsqueda de refugio en su hogar. La persona no es la que era antes del aislamiento. Esto también les sucede a algunos internos en situaciones de encierro prolongado en instituciones penitenciarias. Léase Robledo Puch, por ejemplo. Normalidad es un término estadístico, que significa lo más frecuente. El vulgo asocia esta palabra a valoración de algo bueno. Nada más alejado de su etimología estadística. Previamente a instalarse el síndrome de la cabaña puede observarse otro síndrome denominado “fiebre de la cabaña”. La fiebre de la cabaña se caracteriza por cambios de humor y de conducta, tales como irritabilidad, ira, ansiedad, en los primeros días de aislamiento. Estos síndromes fueron descriptos en pobladores de U.S.A. y Canadá, que quedaban aislados bajo la nieve, en sus cabañas durante los duros inviernos del hemisferio norte. Exhorto a las autoridades a no solo privilegiar la salud física de la población, sino también la salud mental de la misma, dado que las secuelas psíquicas, sean mayores a las físicas.


Palabras Claves:


APSO. Aislamiento. Temor. Síndrome de la cabaña.


¿Qué es el síndrome de la cabaña? Pautas para superarlo
¿Qué hago si me siento así cuando toca volver a salir?
Síndrome de la cabaña
¿Qué es el síndrome de la cabaña?
¿Cómo se desarrolla?
Síntomas del síndrome de la cabaña
¿Qué hacer en este caso? Recomendaciones psicológicas
Conclusión

Síndrome de la Cabaña

Juan José Dal Lago*

El “síndrome de la cabaña”, descripto por varios autores, ha tomado relevancia en Argentina, en estos tiempos de APSO (aislamiento preventivo social obligatorio). Dado que se ha empezado a observar signo sintomatología compatible con este síndrome, en parte de nuestra población, que empieza a manifestar temor al salir de su domicilio, para retomar sus tareas adaptadas a esta “nueva normalidad”. Se observa miedo al exterior y búsqueda de refugio en su hogar. La persona no es la que era antes del aislamiento. Esto también les sucede a algunos internos en situaciones de encierro prolongado en instituciones penitenciarias. Léase Robledo Puch, por ejemplo. Normalidad es un término estadístico, que significa lo más frecuente. El vulgo asocia esta palabra a valoración de algo bueno. Nada más alejado de su etimología estadística.

“La distribución normal es la más extendida en estadística y muchos test estadísticos están basados en una ´normalidad´ más o menos justificada de la variable aleatoria bajo estudio. En probabilidad, la distribución normal aparece como el límite de varias distribuciones de probabilidad continuas y discretas”.

Fuente: es.wikipedia.org › wiki ›

Previamente a instalarse el síndrome de la cabaña puede observarse otro síndrome denominado “fiebre de la cabaña”. La fiebre de la cabaña se caracteriza por cambios de humor y de conducta, tales como irritabilidad, ira, ansiedad, en los primeros días de aislamiento. Estos síndromes fueron descriptos en pobladores de U.S.A. y Canadá, que quedaban aislados bajo la nieve, en sus cabañas durante los duros inviernos del hemisferio norte.

Estos síndromes pueden afectar a adultos, adultos mayores y/o niños, niñas y adolescentes por igual. Por tal motivo las dotaciones militares y civiles que son enviadas a la Antártida, requieren de una preparación psicofísica previa, antes de la partida hacia ese destino.

Les presento unos artículos internacionales sobre la temática que nos ilustran estos cuadros descriptos ut supra. Téngase presente que la población del AMBA lleva 4 meses en APSO. Mucho más tiempo que los españoles que han realizado los trabajos que presento.

¿Qué es el síndrome de la cabaña? Pautas para superarlo [arriba] 

Puede que para muchas personas el estado de alarma, que dictó confinarnos en casa bajo cuarentena, comenzara como una enorme pesadilla. Incluso, muchas personas pueden haber experimentado intensos niveles de ansiedad esos primeros días y semanas. Curiosamente, esas mismas personas pueden estar hoy desarrollando lo que se está dando a conocer como “el síndrome de la cabaña”. Entendiendo la cabaña como nuestros hogares en estos momentos, resulta interesante conocer un poco más sobre este fenómeno psicológico, qué síntomas tiene, qué influye para desarrollarlo y qué hacer para aliviarlo.

Hablamos del “síndrome de la cabaña” cuando experimentamos miedo por salir a la calle. Miedo a contactar con otras personas fuera de las paredes de nuestra casa, temor a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de casa, coger medios de transporte público, relacionarnos con otras personas conocidas, etc. Pero es importante remarcar que no se trata de un trastorno psicológico, por lo que no hay definición oficial sobre ello. Más bien hablamos de una consecuencia conocida, o incluso podría verse como “natural”, al hecho de pasar tanto tiempo confinados.

Se piensa que este síndrome viene derivado de lo que se conoce también como la “fiebre de la cabaña”, en inglés cabin fever. En este caso, hablaríamos de la experiencia opuesta. Se trata de la reacción de agitación, inquietud, desesperanza, dificultades en la concentración e incluso ira, ante la imposición externa de permanecer cerrado en un espacio sin libertad de movimiento. Es lo que posiblemente muchas personas comenzaron a experimentar e incluso a buscar ayuda profesional por estos síntomas.

Digamos, que, así como la anterior es una reacción natural, cuando el confinamiento se alarga a los más de 50 días, como es el caso en nuestro país, la cosa cambia. Gracias al instinto de supervivencia nos podemos haber adaptado a vivir y convivir confinados. Quien experimenta el “síndrome de la cabaña” puede experimentar ahora, por un lado, confort, seguridad y tranquilidad en las actividades en casa a la vez que ansiedad, evitación e irritabilidad por el mero hecho de pensar en salir a la calle o retomar la vida que tenía antes del confinamiento.

Por otro lado, las personas que se pasan el confinamiento solas, tienen más posibilidades de desarrollar el “síndrome de la cabaña”. El hábito de no tener ningún contacto físico o cercano con otra persona puede haber creado una forma de rechazo a lo que ahora es excepcional para estar personas, que es el contacto con los demás. Además, no podemos olvidar que la epidemia no está superada por completo por lo que el riesgo de contagio es real. Todo y que los miedos de estas personas no son sólo al contagio del virus COVID-19, sino ya en sí a afrontar situaciones sociales o espacios abiertos con múltiples estímulos que escapan a su sensación de control.

¿Qué hago si me siento así cuando toca volver a salir? [arriba] 

Lo primero es importante tener claro que las salidas deben ser graduales, de manera que cada uno pueda ir regulando qué necesita y cómo. Especialmente desde que se permiten las salidas a pasear y hacer ejercicio, según horarios, es útil aprovecharlas para ir graduando nuestro contacto con el exterior. Ya sea por el mero hecho de exponernos a la calle, al ruido, a otras personas desconocidas, como así mismo a poder emplear esas salidas en realizar algo que nos agrada o que nos pueda aportar una leve sensación agradable, al menos al principio. Disfrutar del sol en la piel, facilitar el contacto con algo de naturaleza como un parque o el mar. Si asociamos la salida, que nos agobia, con una consecuencia de placer (dentro de las posibilidades existentes) es algo más fácil que volvamos a repetir la experiencia al día siguiente.

Lo segundo a tener en cuenta para aliviar los síntomas del “síndrome de la cabaña” es respetar y seguir los protocolos estipulados de seguridad. Frente al miedo al contagio estas pautas de distanciamiento social, lavado de manos y uso de mascarilla (entre otras) nos puede proporcionar cierta sensación de seguridad.

En estos momentos, más que nunca, es importante escucharnos y atender a nuestras necesidades para que podamos salir adelante de la manera más respetuosa con nosotros mismos y con los demás. La situación es excepcional y no hay una única manera correcta de superarla. Es normal tener miedo como también es normal querer superarlo. Si sientes que te genera malestar la idea de salir al exterior es importante buscar ayuda. Dejarnos acompañar es un acto de generosidad con uno mismo.

Fuente: ITAE Psicología

Síndrome de la cabaña [arriba] 

Síndrome de la cabaña

Desde que se declaró el estado de alarma en todo el país por la crisis sanitaria del COVID-19, ya hemos pasado más de un mes y medio confinados en casa. Este periodo de encierro está generando diversas consecuencias negativas a nivel psicológico en buena parte de la población: sentimientos de ansiedad, tristeza, aislamiento social, alteración en los hábitos de sueño… Hoy concretamente queremos abordar una de las consecuencias que en la actualidad está apareciendo en mucha gente cada vez con más frecuencia: el síndrome de la cabaña.

¿Qué es el síndrome de la cabaña? [arriba] 

Ahora mismo nos encontramos en fase de desescalada, lo que implica salidas progresivas a la calle, el inicio de la normalidad. Aunque a priori esto es una noticia positiva tras tantos días de encierro, para muchas personas esta vuelta al exterior es el desencadenante de potentes sentimientos de ansiedad. A este fenómeno se le denomina “síndrome de la cabaña”. Concretamente este síndrome consiste en la aparición de un miedo intenso a cambiar de entorno tras un tiempo prolongado de encierro, a pesar de que el entorno en el que se encuentre la persona no sea mejor.

El origen de este síndrome se remonta al siglo XX, su nombre inicial es cabin fever. En esta época muchos colonos americanos debían pasar largas temporadas en invierno dentro de sus cabañas, experimentando síntomas depresivos, ansiosos y sensación de enjaulamiento.

¿Cómo se desarrolla? [arriba] 

El síndrome de la cabaña suele aparecer tras una estancia prolongada en un lugar cerrado. Actualmente, como consecuencia de la situación de alarma sanitaria que estamos viviendo por el COVID-19, salimos a la calle simplemente para realizar las tareas más básicas y pasamos la mayor parte del día en casa.

Somos conocedores del riesgo real que supone exponernos a salir, es por ello que es normal que puedan surgir sentimientos de inseguridad o incertidumbre cada vez que tenemos que ir al supermercado o farmacia. Sin embargo, lo que ocurre en muchos casos es que esta situación está siendo detonante de problemas como hipocondría, ansiedad, depresión…. Esto lleva a que asociemos la calle a peligro y percibamos nuestra casa (donde pasamos tanto tiempo) como el único lugar seguro, de forma que cada vez que cambiamos a un entorno fuera de casa, se genera un miedo incapacitante. Tras tantas semanas de confinamiento, nuestro cerebro se ha habituado a la seguridad de nuestro hogar.

Síntomas del síndrome de la cabaña [arriba] 

Es muy frecuente que se experimenten alteraciones en los patrones de sueño: mayor frecuencia de siestas duraderas, sensaciones de cansancio y letargo. Otros síntomas a destacar son los siguientes:

- A nivel de cognitivo: dificultad para la concentración, déficits de memoria.

- A nivel emocional: sensación de nerviosismo, síntomas depresivos y ansiosos, sensación de desasosiego y enjaulamiento, frustración, angustia y temor.

- Falta de motivación: presencia de desgano, gran esfuerzo para realizar tareas cotidianas, sobre todo que impliquen salir al exterior.

- Excesivo miedo a salir, retomar la rutina y relaciones sociales.

Este síndrome suele darse con mayor frecuencia en personas que viven solas o tienen escaso contacto social en este periodo de confinamiento por dificultades de acceso a internet. No es exclusivo de quienes antes de la situación de alarma ya tenían problemas emocionales, es decir, cualquier persona es vulnerable de poder padecerlo en cualquier momento.

¿Qué hacer en este caso? Recomendaciones psicológicas [arriba] 

- Plantearnos objetivos realizables: Conforme el confinamiento avanza, ir retomando de manera progresiva las actividades de la vida cotidiana. De forma que empecemos a exponernos primero a aquellas situaciones que nos generan menor ansiedad hasta habituarnos.

- Diseñar una rutina: Con el fin de evitar demasiado tiempo inactivos (siestas largas, excesivo tiempo en el sofá o cama…) es necesario establecer una rutina marcando unos horarios básicos para dormir, levantarse, la higiene personal o comidas. Importante también planificar actividades que impliquen salir al exterior.

- Realizar ejercicio físico: Para evitar la inactividad y como parte de la rutina, es muy recomendable la realización diaria de ejercicio físico.

- Mantener contacto social: Fomentar el contacto social, a través de redes sociales: videollamadas, mensajes… y cuando en el desescalamiento se permitan actividades sociales, exponernos progresivamente a ellas.

- Expresión emocional: Es importante que podamos transmitir como nos sentimos a aquellas personas que son importantes para nosotros. Es también relevante no invalidar las emociones negativas que podamos experimentar: tristeza, desasosiego… puesto que, a pesar de ser incómodas, son totalmente necesarias.

- Buscar apoyo profesional: En caso de que los síntomas persistan o resulten incapacitantes en el día a día, es necesario pedir ayuda psicológica. Si este síndrome se agrava puede derivar en depresión. Es por ello que en los casos en los que estos síntomas persisten, se requiere de intervención psicológica. Una intervención temprana favorece un mejor pronóstico.

Sin duda, esta situación de confinamiento es totalmente inédita para todos. Es probable que, con el paso del tiempo, vayan apareciendo cada vez más las secuelas que se están generando a nivel psicológico. Desde Psicoabreu, contamos con las herramientas y conocimiento necesario para poder atenderos y hacer que estas secuelas no se agraven ni incapaciten vuestro día a día. Ofrecemos un servicio con psicólogos online para que no tengáis que venir a uno de nuestros gabinetes de psicólogos en Málaga, Marbella o Antequera, podréis tener vuestra consulta de forma online.

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Ana Trujillo Zafra (Psicóloga Colaboradora de PsicoAbreu)

Ana Trujillo Zafra es psicóloga especialista en el tratamiento de trastornos psicológicos en Adultos, Niños y Adolescentes. Teléfono: 952404040

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Conclusión [arriba] 

El síndrome de la cabaña no fue tenido en cuenta en Argentina. No se conformó un equipo de “expertos” en forma inter y trans disciplinaria. Los “expertos” no tenían experiencia en SARS COV 2 ni en COVID-19. ¡Dado que es una enfermedad que no figura en los libros!!!

Las psicólogas y psiquiatras brillaron por su ausencia, dado que no fueron convocados para asesorar a las autoridades responsables. Los psiquiatras ni siquiera fueron convocados en tiempo y forma para la nueva ley de salud mental, que ya lleva varios años en vigencia…

No se tienen en cuentan las cifras negras de las enfermedades (hoy denominadas trastornos) mentales. Pareciera que al denominarlas trastornos sonara menos grave o estigmatizante. Quieren evitar el “etiquetamiento” del paciente. Actualmente entra en tensión el bio poder vs. lo que denomino el jus poder. Entre el equipo de salud mental y el Equipo de revisión de la ley de salud mental. Cuando no deberíamos enfrentarnos sino unirnos en pos de la salud biopsicosocial y espiritual de ese ser humano sufriente que requiere de nuestro auxilio, comprensión y acompañamiento.

Ese ser humano que es vulnerable y a veces pasa a ser el más discriminado por el sistema.

Nunca se menciona que las cifras de los suicidios superan a los homicidios en Argentina y en el mundo. La ley de prevención del suicidio no se cumple en su totalidad. Por tal motivo exhorto a las autoridades a no solo privilegiar la salud física de la población, sino también la salud mental de la misma, dado que las secuelas psíquicas, probablemente sean mayores a las físicas.

 

 

*Juan José Dal Lago, Profesor de Psicología General y Forense del Instituto Universitario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, C.A.B.A. Argentina drjuanjosedallago@gmail.com.
Profesor de Medicina Legal de la Facultad de Medicina y Cs. de la Salud de la U.A.I.
JuanJose.DalLago@UAI.edu.ar
Médico Legista U.B.A. Magister en Ética Biomédica U.C.A. Miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatras. Médico de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Autor del libro “Lecciones de Medicina Legal en Imágenes”. Editorial Salerno. Edición junio 2020.