El día 8 de agosto pasado el Senado de la Nación finalmente rechazó el proyecto de legalización del aborto que había obtenido media sanción en Diputados. Huelga decir que se perdió una oportunidad histórica para saldar una deuda de ciudadanía que la democracia argentina mantiene con las mujeres y personas con capacidad biológica de gestar.
Alicia Ruiz señala que “El derecho “narra” (dice) lo que se debe hacer y no se debe hacer, decir y pensar. El derecho instituye sujetos y define identidades. Interviene en nuestras vidas cuando nos promete, cuando nos otorga, cuando nos reconoce, cuando nos niega, cuando nos crea expectativas, cuando nos provoca frustraciones. Y, en todo momento, contribuye a dibujar el horizonte del mundo que habitamos, a través de ese relato que “crea” hechos jurídicamente relevantes en la relación con normas ordenadas sistémicamente”[1]. Se escucharon en el debate legislativo argumentos religiosos[2], cosmovisiones morales y posiciones filosóficas acerca del inicio de la vida, la interpretación del derecho y el rol de las mujeres que, aún con un significativo esfuerzo por enmarscarse a sí mismas como visiones “neutrales”, dejaron entrever la imposibilidad de legislar sin prejuicios de género y con laicidad.
Este trabajo se dividirá en dos entregas en las que me detendré brevemente en el tratamiento discursivo que tuvo el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso. Este ejercicio me parece importante porque permite responder a la pregunta ¿Dónde está la mujer? que promueve Bartlett[3] como un método de análisis legal feminista que deja al descubierto la falsa neutralidad con que el derecho -y los discursos detrás del derecho- abordan ciertas problemáticas centrales para la vida de las mujeres.
Desconocer el carácter de sujeto moral autónomo de la mujer y reducir su capacidad de decisión frente a un embarazo forzado o riesgoso a la de un útero ocupado o una incubadora y a la vez, legitimar la discusión moral sobre los derechos de la mujer gestante frente a los del feto, es la estrategia más usual para disuadir o impedir el aborto.
Me detendré brevemente en la estrategia política desplegada por los sectores conservadores católicos para desplazar la discusión sobre legalización del aborto del campo de la autonomía y de la libertad sexual al del inicio de la vida fetal que, al decir de Jaris Mujica, encuentra en el discurso de la salud terreno yermo para estas estrategias que entretejen saberes, se apropian de discursos e intentan universalizar, muchas veces sin evidencias científicas, dilemas morales exclusivos de un credo[5].
Para sustentar estas posiciones apelan al discurso de los derechos humanos y en especial, a una protección constitucional absoluta de la vida fetal que encuentran implícita –el derecho a nacer iría incluido- y resultaría incompatible con el derecho al aborto[6] en tanto construyen, en paralelo, al feto como un “otro”[7]. Tamar Pitch señala con acierto que “la escisión entre mujer y embrión ha tenido como consecuencia la construcción de la célula fecundada como “víctima”, preludio de su reconocimiento como “persona”, incluso jurídica. El giro puerocéntrico, o sea, la tendencia a poner en el centro a los niños, sus necesidades, intereses y derechos, dibuja una escena antagónica en la que se enfrentan dos sujetos: las mujeres y los embriones, las primeras poderosas, los segundos a su merced, y por tanto víctimas[8] potenciales de aquellas”[9].
Ese “otro” que se prefiguró en el debate social como “dos vidas”[10] se proyectó al Debate legislativo como alguien distinto de la mujer: un “tercero”[11], un “niño” por nacer 57 veces en Diputados y 61 en el Senado, un “bebé” por nacer 27 veces en Diputados y 10 veces en el Senado, un “concebido” por nacer 6 veces en Diputados y 17 veces en Senadores, un “hijo por nacer” 3 veces en Diputados y Senadores; y luego en Diputados otras referencias como una “criatura por nacer” –siendo que es orgánicamente inviable dentro del primer trimestre- pero además es “vulnerable”[12], es una “estrella”[13], un “hijo”[14], un “bebito”[15], una personita dentro”[16], una “víctima de una tragedia”[17] o de “violencia”[18], como un “paciente”[19] del sistema de salud, un “desposeído”[20], “el más débil”[21] o una “criatura indefensa”[22].
El objetivo de esta estrategia del lenguaje busca menoscabar a la mujer como sujeto moral autónomo y soberano de su cuerpo; y en esa operación lógica a medida que se incrementa discursivamente la referencia a otro que se autonomiza del cuerpo gestante –y con la ayuda de adelantos tecnológicos oímos latidos, vemos imágenes, atribuimos sentidos- se incrementa también la “personalidad” del producto de la gestación para desdibujar a la mujer que no es más que receptora o incubadora.
De todas las identidades que asumimos las mujeres, la identidad de madre es quizás de las más complejas de abordar desde el discurso jurídico porque el determinismo biológico que asocia el cuerpo femenino con la reproducción está siempre presente a la hora de dotar de contenido las nociones de libertad y autonomía. Y porque desafiar el mandato de maternidad a través de la decisión voluntaria de abortar en cierta forma controvierte la construcción cultural de lo femenino que anida la maternidad como mandato –natural[23]– obligatorio.
La corrección/incorrección moral del aborto dentro del primer trimestre vinculada a la discusión acerca del inicio de la vida fetal y la autonomía de embrión, componen –por el desconocimiento del carácter de sujeto moral autónomo de la mujer en la que se basan- en sí mismas una impugnación a la autonomía por la cual ninguna mujer que decida abortar debiera atravesar.
A la pregunta de Bartlett acerca de ¿Dónde está la mujer detrás de este argumento que autonomiza[24] el feto? La respuesta es: no está. O bien, está instrumentalizada –cosificada- al servicio del crecimiento orgánico de esa vida intrauterina más allá del propio deseo porque esa vida ya “desea” y de allí el “déjame nacer” que se ve en las publicidades.
Habiendo analizado el tratamiento del feto en el debate legislativo, en la segunda parte del presente, a publicarse en el próximo número de este suplemento, repararé en el lugar que se le dio a la autonomía de las mujeres y personas gestantes en el debate legislativo, siempre a la luz de la pregunta ¿Dónde está la mujer en las razones legislativas para la legalización del aborto?
El día 8 de Agosto pasado, el Senado de la Nación finalmente rechazó el proyecto de legalización del aborto que había obtenido media sanción en Diputados. Huelga decir que se perdió una oportunidad histórica para saldar una deuda de ciudadanía que la democracia argentina mantiene con las mujeres y personas con capacidad biológica de gestar.
Alicia Ruiz señala que “El derecho “narra” (dice) lo que se debe hacer y no se debe hacer, decir y pensar. El derecho instituye sujetos y define identidades. Interviene en nuestras vidas cuando nos promete, cuando nos otorga, cuando nos reconoce, cuando nos niega, cuando nos crea expectativas, cuando nos provoca frustraciones. Y, en todo momento, contribuye a dibujar el horizonte del mundo que habitamos, a través de ese relato que “crea” hechos jurídicamente relevantes en la relación con normas ordenadas sistémicamente”[25]. Se escucharon en el debate legislativo argumentos religiosos[26], cosmovisiones morales y posiciones filosóficas acerca del inicio de la vida, la interpretación del derecho y el rol de las mujeres que, aún con un significativo esfuerzo por enmarscarse a sí mismas como visiones “neutrales”, dejaron entrever la imposibilidad de legislar sin prejuicios de género y con laicidad.
Este trabajo continúa el análisis presentando el número del mes pasado de este suplemento. Vuelvo a detenerme brevemente en el tratamiento discursivo que tuvo el proyecto de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso. Este ejercicio me parece importante porque permite responder a la pregunta ¿Dónde está la mujer? que promueve Bartlett[27] como un método de análisis legal feminista que deja al descubierto la falsa neutralidad con que el derecho -y los discursos detrás del derecho- abordan ciertas problemáticas centrales para la vida de las mujeres.
Pocas cuestiones sintetizan de forma más encarnada la lucha de las mujeres por igualdad, libertad y justicia como la de derribar la penalización del aborto. La capacidad reproductora ha funcionado –y continúa haciéndolo- como causa principal de la subordinación de las mujeres. Siguiendo a Mackinnon se afirma que “Quien controla el destino de un feto controla el destino de una mujer. Sean cuales sean las condiciones de la concepción, si el control reproductivo de un feto lo ejerce alguien que no sea la mujer, ese control reproductivo se quita sólo a las mujeres como mujeres. Impedir que una mujer tome la única decisión que le deja una sociedad desigual, es aplicar la desigualdad sexual”[29].
Reivindicar el derecho a decidir como parte de las capacidades que nos faltan –que el Estado nos debe- y que definen nuestra ciudadanía de segunda es central. Y no se trata de abordar exclusivamente el derecho al aborto desde una perspectiva de libertad reproductiva que nos autoriza a decidir cuántos/as hijos/as tener o cuántos/as podemos criar, sino de visibilizar que mientras subsista la penalización del aborto nuestro derecho al placer –a gozar libremente de nuestra vida sexual sin violencia, ni discriminación- también está cercenado.
De una lectura de la versión taquigráfica del debate en Diputados de la sesión del 13 y 14 de junio de este año surge que la palabra salud estuvo presente 346 veces, salud pública 152 veces, derecho a la vida 87 veces, igualdad 81 veces, justicia social 44 veces, criminalización 29 veces, objeción de conciencia 24 veces, autonomía 24 veces, derecho a decidir 27, soberanía –vinculada con el derecho a decidir de la mujer- 6 veces, autodeterminación 4 veces y libertad sexual sólo 2 veces. A su vez en Senadores la palabra salud estuvo 500 veces nombrada, salud pública 89 veces, igualdad 61 veces, autonomía 51 veces y si bien nadie nombró la libertad sexual, un Senador se refirió al goce sexual en este sentido.
Si bien el “derecho a decidir”[30] se identifica en el imaginario con la “autonomía” –concepto de estirpe liberal que es muy cuestionado desde los feminismos[31]– la presencia discursiva de ambos valores estuvo sustancialmente por debajo de las referencias al derecho a la vida intrauterina (derecho a la vida se nombró 87 veces en Diputados y 116 veces en Senadores) y casi a la par de la “objeción de conciencia”[32], principal detractora de la libertad reproductiva de las mujeres, al menos en la Cámara de Senadores. Precisando el alcance de la “libertad” aludida en Diputados en relación a la decisión de abortar cabe advertir que las 24 veces que se nombró el “derecho a decidir” fue en favor del derecho a abortar, mientras que de las 24 veces que se aludió a la “autonomía” en 8 oportunidades, un tercio de las veces, se la nombró en discursos que objetaban la sanción del proyecto.
Otro tanto ocurre con la referencia al concepto de “soberanía” que tanto reivindican los feminismos respecto de los cuerpos como territorios de batallas y conquistas. Si bien 6 veces la soberanía estuvo mencionada en relación al derecho al aborto y por ende, sobre el cuerpo, en 3 de esas 6 alusiones fue utilizada para justificar comparativamente la prevalencia del “derecho a la vida” o de la “vida como primer derecho humano”. Al igual que la palabra “autodeterminación” fue reconocida como derecho en 4 oportunidades, pero en todas ellas para justificar un voto en contra de la libertad de las mujeres.
Párrafo aparte merece la libertad sexual[33], concepto asociado con el derecho al placer que impone una cuña directa en el dueto sexualidad/reproducción y que sólo fue referenciada 2 veces y por un mismo Diputado[34]. Y en Senadores se aludió al goce sexual en este sentido[35].
Estos números pueden parecer fríos o desprovistos de sentido. Sin embargo, traslucen que aún para un Estado Liberal resulta fuera de lo común argumentar la ampliación de derechos en términos de “libertades” y al ser el debate de aborto un debate -antes que nada- de libertades, es importante tener presente que este valor estuvo –al menos desde la literalidad- mucho menos presente que el de la “salud” o el de la “salud pública”.
A la pregunta ¿Dónde está la mujer en las razones legislativas para la legalización del aborto? Podríamos responder que está intensamente presente en el derecho a la salud, tímida en el derecho a decidir y muda en el derecho al placer.
La autonomía sexual de las mujeres se construyó a la sombra de una telaraña que entreteje discursos biomédicos, científicos, estadísticos, religiosos, éticos, morales, sociológicos, jurídicos y políticos, pero con un mismo fin: gobernar el cuerpo que gesta. Molesta la autonomía porque habilita desafiar el mandato de maternaje obligatorio y nuestros Senadores decidieron que subsista el reproche. El cuerpo gestante es uno de los últimos bastiones que el poder patriarcal conserva. El gobierno de los cuerpos reproductivos –a través de la penalización del aborto- ha servido históricamente para el control de demográfico, para la imposición de una moral sexual religiosa, para la reafirmación de roles patriarcales, para la reproducción social y para “vetar la autonomía de las mujeres”[36].
Un Estado Laico es un Estado que respeta por igual las creencias de todos sus habitantes, sin tomar partido por ninguna de ellas y sin intentar imponerlas en el juego democrático bajo el amparo de engañosas mayorías. “Respetar la libertad religiosa no significa darle a un pequeño número de dirigentes religiosos una licencia ilimitada para perpetuar la miseria humana, para inhibir la libertad de los individuos y para hacer maniobras con la ley” [37]
Las jerarquías eclesiásticas –emparejadas indebidamente con representantes legislativos- pugnaron de forma obscena para mantener el status quo. El debate en Diputados fue escenario de un ejercicio político más fresco, de construcción transversal y articulación plural. El Senado por el contrario, quedó al descubierto como un enclave reaccionario, cultor del boato, la pompa y la circunstancia. Conservador de prácticas propias la política feudal que no dialoga y cierra acuerdos entre poderosos, el Senado votó de espaldas a las cientos de miles de mujeres de todas las generaciones que gritaron a sus puertas “Que sea ley”.
Nos merecíamos una división Iglesia/Senado. Llegó la hora de la división Iglesia/Estado.
* La segunda parte será publicada el 17 de septiembre de 2018.
** Abogada feminista. Magister en Género, Sociedad y Políticas Públicas (FLACSO). Miembro del Comité Académico del Observatorio de Género y Diversidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Docente de Sociología Jurídica y de la Cátedra Libre de Género de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Directora del Centro de Estudios de Género de la Universidad San Pablo T (USPT). Docente de Medicina Legal y Deontología en la Facultad de Medicina de la Universidad San Pablo T (USPT). Integrante de Católicas por el Derecho a Decidir Argentina. Integrante de la Alianza Nacional de Abogadxs por los DDHH de las Mujeres. Presidenta de la Fundación Mujeres X Mujeres de Tucumán.
[1] RUIZ, Alicia (2003) “El derecho como discurso y juego”. Revista Juridica Universidad Interamericana de Puerto Rico Septiembre – Diciembre. P. 177. Ponencia presentada el 15 de agosto de 2003 en el Quinto Coloquio Internacional de Derecho Internacional y Derecho Comparado: construyendo redes de pensamiento crítico, presentado por Latina and Latino Critical Legal Theory, Inc. (Latcrit); celebrado en la Facultad de Derecho de la UBA.
[2] Las Senadoras Fiori Viñuales e Iturrez de Capellini hablando de “almas” en relación a la vida fetal conceptos propios de dogma religioso. El Senador Rodriguez Saa explicitando que votaría como “católico, apostólico y romano” y la Senadora Fiori Viñuales como “católica, apostólica” para justificar el rechazo al proyecto. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de agosto en el Congreso de la Nación
[3] BARLETT, Katharine (1990) “Feminism Legal Methods”, en: Harvard Law Review, vol. 3, No. 4, 1990.
[4] Diputada Molina. “Tal como escucharon, por medio de esta ley no solo se va a matar a los bebitos, a los niños de doce semanas, sino a los de nueve meses. La mujer podrá abortar hasta el último día de gestación. ¡Esto es una aberración!” Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de Junio en el Congreso de la Nación.
[5] MUJICA, Jaris (2007) “Economía Política del Cuerpo. La Reestructuración de los Grupos Conservadores y el Biopoder”. Lima. PROMSEX, 2007.
[6] En esta línea sostienen interpretaciones del art. 4 de la Convención Americana de Derecho Humanos que contrarían la interpretación de la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos. Y sobre el art. 75 inc. 23 de la Constitución y la Convención de los Derechos del Niño respaldan posiciones interpretativas enfrentadas a las ya formulada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo “A.G s/Medida Autosatisfactiva” del 12/03/2012, también conocido como “Fallo F.A.L”.
[7] Diputado por Mendoza Sebastián Bragagnolo: “Reitero: el niño por nacer es biológica y científicamente un ser humano; lo fue antes, lo es ahora y lo será mañana” Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de Junio en el Congreso de la Nación.
[8] Senadora Iturrez de Capellini. “Recuerde que el aborto es un homicidio. Confío en usted y le pido que salve las dos vidas”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de agosto en el Congreso de la Nación.
[9] PITCH, Tamar (2010) Sexo y género de y en el derecho: el feminismo jurídico”. Anales de la Cátedra Francisco Suárez, 44, 435-459.
[10] 48 veces aludido en relación a la protección de la vida intrauterina en el Debate Legislativo del Senado de la Nación. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de agosto en el Congreso de la Nación
[11] Diputado por CABA Jorge Enriquez “Acá hay un tercero que se está perjudicando, que es el niño por nacer. El desprecio por la vida humana signó lamentablemente gran parte de nuestra historia, especialmente en la década del 70”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[12] Diputada por San Luis Ivana María Bianchi “En este caso, entiendo que el más vulnerable es el niño por nacer.(…) Por eso decimos que en el drama del aborto se enfrentan dos derechos: la autonomía de la madre y la necesidad del niño por nacer. Nosotros tenemos el deber de luchar por quienes no son escuchados”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[13] Diputado por Salta José Luis Martiarena: “voy a parafrasear la Madre Teresa de Calcuta: Los niños son como las estrellas. Nunca hay demasiados.” ¡Ni un niño menos!” Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[14] Diputada por Chaco Elida Pertile “El niño por nacer, que está dentro de nuestro vientre –y está suficientemente demostrado en el tiempo- tiene su propia identidad, su propio ADN y es una persona distinta de la madre. Guste a algunos o no, también tienen un padre”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[15] Diputada Molina op. Cit. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación
[16] Diputada Cresto op. Cit. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[17] Diputado por San Luis Andrés Vallone: “Finalmente, al niño por nacer, que es la víctima de esta tragedia, el más débil de los tres, el que no puede opinar”. Diputada por Tucumán Beatriz Avila: “El aborto es un acto de violencia contra la mujer y el niño por nacer”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación
[18] Diputado por Salta Alfredo Olmedo “el aborto es matar al niño por nacer (…)quieren matar a ese niño por nacer (…) quieren permitir matar legalmente”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[19] Diputada por Santa Fe Silvina Frana: “si un niño por nacer es paciente en la medicina, ¿desde qué lugar decimos que no es ser humano?” Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[20] Diputado por Chaco Horacio Goycoechea: “¿Hay alguien más desposeído que un niño por nacer, que está en una situación de desamparo y a quien su madre no desea? ¡Esa es la causa de los radicales! Soy del radicalismo del “Nunca Más”. (…) Probablemente cada niño por nacer tenga un hermano, un tío, un sobrino o un abuelo. Entonces, construyamos esas redes familiares, ya que eso nos pertenece como Nación”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[21] Diputada por Santa Fé Astrid Hummel: “siempre debe interpretarse la norma a favor del ser más débil, es decir, del niño por nacer”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[22] Diputado por Córdoba Juan Manuel Pereyra “Matar a una criatura indefensa no tiene justificación”Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[23] Diputada por San Juan Graciela María Caselles: “Entiendo que el aborto no solo va en contra del derecho del niño por nacer sino también en contra de la esencia misma de ser mujer; por lo menos, así lo siento. Para mí, ser mujer implica tener la capacidad de poder dar a luz y, sobre todo, proteger la vida del otro” Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de junio en el Congreso de la Nación.
[24] Senadora García Larraburu “Yo soy autora del proyecto que viene a dar reconocimiento, identidad y despedida digna a los bebés fallecidos en el vientre”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de agosto en el Congreso de la Nación.
[25] RUIZ, Alicia (2003) “El derecho como discurso y juego”. Revista Juridica Universidad Interamericana de Puerto Rico Septiembre – Diciembre. P. 177. Ponencia presentada el 15 de agosto de 2003 en el Quinto Coloquio Internacional de Derecho Internacional y Derecho Comparado: construyendo redes de pensamiento crítico, presentado por Latina and Latino Critical Legal Theory, Inc. (Latcrit); celebrado en la Facultad de Derecho de la UBA.
[26] Las Senadoras Fiori Viñuales e Iturrez de Capellini hablando de “almas” en relación a la vida fetal conceptos propios de dogma religioso. El Senador Rodriguez Saa explicitando que votaría como “católico, apostólico y romano” y la Senadora Fiori Viñuales como “católica, apostólica” para justificar el rechazo al proyecto. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de Agosto en el Congreso de la Nación
[27] BARLETT, Katharine (1990) “Feminism Legal Methods”, en: Harvard Law Review, vol. 3, No. 4, 1990.
[28] Algunas partes de este trabajo son una versión actualizada de un artículo que se encuentra desde el mes de Junio en prensa en la Revista de Derecho de Familia de Abeledo Perrot, titulado “El perfil político de la objeción de conciencia en el debate de aborto”.
[29] MACKINNON, Catherine (1995) “Hacia una teoría feminista del Estado”. Ed. Cátedra. España
[30] En Senadores ninguna de estas palabras fue aludida, aunque sí el derecho a decidir en 10 oportunidades, 7 para considerarse que estaba por debajo de la vida intrauterina. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de Agosto en el Congreso de la Nación.
[31] DI STEFANO, Christine (1996) “Problemas e incomodidades sobre la autonomía: algunas consideraciones desde el feminismo” en “Perspectivas feministas en teoría política”. Carme Castells (comp.). Ed. Paidós. Colección Estado y sociedad. Buenos Aires. GONZALEZ PARDO, Patricia (2018) “Aborto y autonomía sexual de las mujeres”. Ed. Didot. Argentina.
[32] En el Senado de la Nación, la objeción de conciencia fue aludida 34 veces y la autonomía 51, pero en mayor proporción para negarla frente a la vida en gestación.
[33] Senador Montenegro “También hay que educar no solo desde el Estado, sino desde las familias, “desbanalizando” la sexualidad y terminando con una visión puramente hedonista de la misma. No se trata de volvernos arcaicos; deberíamos hablar y llamar a las cosas por su nombre” Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de Agosto en el Congreso de la Nación.
[34] “Si aceptamos la autonomía de la decisión del aborto en el caso de una violación, lo que penalizamos cuando esta última no existe es la libertad sexual de la mujer, y lo hacemos con la clandestinidad”. Luego agregó “Desde el extremo de sostener que el aborto se impone porque se adecua a la naturaleza humana, a las necesidades sociales, al derecho a la salud, al derecho a disponer del propio cuerpo, a la libertad sexual y una serie de consideraciones que justificarían privar de su vida a un niño”. Diputado por Mendoza Luis Borsani. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 13 y 14 de Junio en el Congreso de la Nación.
[35] Senador por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Pino Solanas “¡No solo el derecho a la vida de las mujeres! ¡El derecho a poder decidir sobre su cuerpo! Y, ¿por qué no? ¿Por qué tenemos miedo de decir que el derecho a gozar? ¡A gozar de la vida y a gozar de su cuerpo! Sí, señora presidenta, yo lamento profundamente, señores legisladores, que en todos los debates que he escuchado, o casi todos, y en las comisiones, hubo un gran ausente, lamentable ausente: ¡la mujer, señora presidenta! Esos debates discurrieron entre análisis científicos, jurídicos o médicos. ¡Era un objeto, un objeto descartado la mujer!”. Versiones taquigráficas de la sesión legislativa del 8 de Agosto en el Congreso de la Nación.
[36] BELUCCI, Mabel (2014) “Historia de una desobediencia. Aborto y Feminismo”. Ed. Didot. Bs. As.P. 80.
[37] Nussbaum, Marta. Libertad de Conciencia. Contra los fanatismos. España. Tusquets, 2009.